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Entorno natural

Albuferas de Adra

Este humedal costero, compuesto principalmente por dos lagunas, la Albufera Honda y la Albufera Nueva, sorprende por su situación en un entorno semidesértico y rodeado de zonas de cultivo intensivo en el que contrasta con la relevancia y los valores naturales que presenta este espacio natural protegido.



Está ubicado entre la desembocadura del Río Adra y los Llanos de Dalías, suponiendo una fuente permanente de alimento y vida para la fauna residente en la zona. Sus aguas salobres provienen de las filtraciones del agua del mar y, sobre todo, del agua de lluvia que llega desde los barrancos de La Estanquera y de Las Adelfas. La presencia de agua permanente, junto con la suavidad climática de sus inviernos, hacen que este humedal se considere el más importante de la provincia de Almería y lugar de paso de las rutas migratorias que establecen las aves entre los continentes europeo y africano.


Desde los observatorios dispuestos estratégicamente en las lagunas, se observa la abundante avifauna acuática, destacando la presencia de anátidas como el Ánade real o el Pato cuchara, que llegan en otoño desde el norte de Europa buscando alimento y un clima más templado para pasar la estación invernal. Durante la primavera la densa cobertura vegetal, formada por carrizales y cañaverales, proporciona un lugar seguro donde nidifican especies como la focha o el porrón pardo, que provienen de las lejanas estepas y regiones semidesérticas de Asia y que ocasionalmente llegan hasta Andalucía o las zonas del Levante.




Para solicitar permisos y autorizaciones:

Delegación Provincial de la Consejería de Medio Ambiente (Junta de Andalucía)

Centro Residencial Oliveros, BL. Singular 2ª pl.04071 Almería.

Tlf: 950 25 12 52; Fax: 950 23 08 98

E-mail: dp.explot.al@cma.junta-andalucia.es

Rio Adra

El Río Adra el río más importante de la provincia de Almería por su gran caudal de agua. Nace en Sierra Nevada y tiene tres afluentes importantes; el afluente procedente de Paterna pasa cerca de Alcolea, se encuentra con el afluente de Cherín originario del Puerto de La Ragua y antes de llegar a Darrical se une con el afluente que viene de Ujíjar.


Ya unidos, los tres afluentes pasan por Darrical para dirigirse al Pantano de Benínar. Al dejar el pantano atrás el río pasa por medio de unos tajos muy estrechos llamados "Las Angosturas", para posteriormente llegar a Las Fuentes De Marbella, lugar donde se puede contemplar un gran nacimiento de agua. Siguiendo su descenso, en Majaroba, se une al Río Chico, pequeño afluente que viene de Berja, pasando a constituir ambos un gran río, cuyo paso por La Alquería abastece de agua la zona para regar los cultivos.



Siguiendo su curso natural, el agua encauzada se dirige hacia el paraje de La Habana, zona donde el río va amurallado a ambos lados para desembocar en el mar, en un lugar llamado "La Boca del Río", dentro del municipio de Adra, localidad que da nombre al río. Antes de construirse el pantano de Benínar, este río tenía otra dirección originaría y desembocaba en el núcleo urbano de Adra.


En los meses de verano, para regar los cultivos, el agua se recogía en "El Levantaero" que permitía “cortar” el río para aprovechar todo su caudal y encauzarlo por las "acequias", canales de agua que rodean toda la vega de la zona de La Alquería y de Adra. Esto se hacía entre el pago de Los Checas y el de Los Columnas. Existían dos molinos y dos centrales hidroéctricas en la zona de Las Fuentes de Marbella que funcionaban con salto de agua. A lo largo de la vera del río abundan las Cañaveras, Tarajes y Acelguillas y podemos observar algunas aves como las Pollejas y los Andaríos. También en estas aguas está el Fartet, un importante pez autóctono del Río Adra en grave peligro de extinción.


En este río tiene lugar la romería de la Virgen de Las Angustias a su paso por el pueblo de La Alquería.


Estrechuras de Guainos

Las Estrechuras de Guainos, como se conoce a la zona popularmente,-el cartel oficial que señala el camino a seguir para llegar hasta el desfiladero explica qué es “La Angostura”, es algo así como la columna vertebral de una rambla que nace en Turón (Granada) y viene a morir en la playa a cuya orilla se levanta Guainos Bajos.


Para iniciar la ruta por Las Estrechuras es necesario prescindir de cualquier vehículo motorizado y emprender el camino a pie. Eso sí, el visitante no deberá olvidar equiparse con un calzado cómodo y, a ser posible, resistente al agua.



Y es que en Las Estrechuras de Guainos, el agua rivaliza en protagonismo con el espectáculo de grandes montañas, que a uno y otro lado del angosto pasillo natural parecen querer unir sus paredes en un pétreo abrazo.


Basta comenzar a recorrer el pedregoso sendero del desfiladero para intuir la presencia de un agua que siempre es fiel al lugar. Al principio el camino está seco, pero apenas recorremos unos metros, el suelo empieza a humedecerse. Es el anuncio de un pequeño caudal de agua cuya centenaria perseverancia ha logrado moldear la roca hasta esculpir la galería que sorprende al caminante.


Anchurones dominados por la frescura de alamedas, acequias y huertos y progresivas estrecheces, que en algunos momentos dan lugar a angostas gargantas, se confabulan para dotar de mayor atractivo a una ruta que acoge vestigios de un pasado carente de la actual sofisticación tecnológica, como es el antiguo molino de agua, hoy en desuso.


El ronronear del agua y la mezcolanza del canto de diversas aves son los únicos sonidos que se atreven a violentar un silencio natural que llega a inquietar el alma del urbanita.



La Rambla de Guainos goza de una particular flora dominada por la Adelfa y el Taray. Las chumberas acaparan parte de este paisaje en las inmediaciones de Guainos Altos, pequeño núcleo de población que hay que dejar a la derecha, arriba de la rambla, para llegar hasta el desfiladero.


En cuanto a la fauna, algunas de las especies más características son el Sapo corredor, el Lagarto ocelado y el Búho real. Eso sin olvidar a la Cabra montés y al Jabalí, conocidos de sobra por los lugareños que tienen la gentileza de advertir al visitante aventurero de la posibilidad de encontrarse con algún ejemplar de estos dos animales.


Para disfrutar de un paseo por la naturaleza merece la pena adentrarse en Las Estrechuras de Guainos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el recorrido presenta algunas dificultades y que no es el lugar más apropiado para pasar un domingo relajado con niños pequeños. La ruta, sin ser excesivamente complicada, requiere confiar en unas piernas predispuestas a caminar durante unas horas un escarpado camino de agua y piedras que obliga a mantener despierto el sentido de la prudencia.


Pero dejando de lado el pequeño esfuerzo que supone sortear un estrecho sendero cuajado de piedras húmedas, cuando no sumergidas bajo el agua, el paseo tiene en todo momento su recompensa, sobre todo si se sabe apreciar la existencia de un rincón prácticamente desconocido. Un rincón escondido en las estribaciones de Sierra Nevada y, sin embargo, tan próximo al Mediterráneo.


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